Al escucharlo, me sentí horrorizada al pensar cómo iba a matar y preparar el cordero, con los nervios de punta, me acerqué al televisor y lo apague.
Me pregunté a mi misma, ¿qué me pasa?, ¿por qué reacciono de esta manera?, pues había tomada la misa actitud de cuando escuchaba algún maltrato de un animal, las corridas de toros, entre otros.
En realidad, he vivido cuatro años consumiendo comida vegana, debido a la sensibilidad que he sentido por los animales, incluso evito pasar por el área de carnes de un supermercado, no me agrada ver comer carne en películas o en novelas, no me gustan los productos que contienen de cierta forma origen animal, todo esto me desagrada enormemente.
Lo que me parece aún más curioso, es que cuando observo un trozo de carne, viene a mi mente es el animal del que se obtuvo.
Me siento muy feliz de haber tomado esta decisión, la filosofía vegana me hace encontrar la paz en mi interior y quiero aportar mi granito de arena, para que las personas tomen consciencia y no maltraten a los animales.
El comer sana ha cambiado mi mentalidad y mi físico, cuento con mucha energía y quiero incrementarla, me gustaría inventar alguna estrategia con la finalidad de salvar a la mayor cantidad de animales que pueda. Sonará un poco alocada mi propuesta, pero ver que día a día mueren millones de animales me hace reflexionar y querer evitar muertes que se puedan controlar, como por ejemplo, cuando atropellan un gato, un perro, o cualquier otro tipo de animal.